El Corazón de la Ciudad Inteligente

Mejorar la calidad de vida de sus habitantes, pero también cuidar temas medioambientales y aumentar la productividad de sus empresas son las promesas que traen las Smart Cities, las cuales deben hoy desarrollar su infraestructura necesaria para soportar el sorprendente volumen de datos que representa la Internet de las Cosas.

La ciudad inteligente o Smart City está lejos de representar una apuesta al futuro, puesto que en estos instantes se fortalecen las bases que harán posible su materialización, situación que será especialmente determinante en los próximos cinco a diez años, ya que la población urbana de todo el mundo sigue aumentando a gran velocidad.

“Según cifras de Naciones Unidas, en el año 2007 la población urbana del planeta superó por primera vez  a la que vive en zonas rurales, tendencia que sigue marcándose en el presente y que para el año 2050 hará que el 70 por ciento de las personas viva en ciudades”, comenta David Iacobucci, director comercial de Level 3 en Chile.  De acuerdo a estimaciones de McKinsey serán algunos cientos de las ciudades inteligentes del mundo las que, en no más de una década, producirán el 60 por ciento del PIB global.

Iacobucci subraya que, en este contexto, al hablar de ciudades inteligentes hay que considerar que ellas impactan en aspectos esenciales y altamente demandados. “Una ciudad inteligente nos habla de hacer un uso intensivo de la tecnología para lograr una mejor calidad de vida, una mayor comodidad para sus habitantes, pero también de una ciudad más productiva en términos económicos y todo ello con una necesaria mejoría en términos de sustentabilidad y medio ambiente, es decir, son temas realmente de fondo los que involucra una Smart City“, afirma.

Para cumplir esos objetivos, a juicio de Iacobucci, se requiere que en todos los sectores y niveles se acelere la adopción de las TI, las cuales producirán la transformación de la vida urbana. “Una Smart City requiere de una infraestructura física, como carreteras y edificios, por ejemplo, y paralelamente una infraestructura lógica, es decir, debe tener una base de TI y conectividad que hará posible que esté disponible la información para que las personas, los organismos públicos y las empresas puedan tomar mejores y más rápidas decisiones”, sostiene.

Un Ecosistema de Dispositivos

Cuando se habla de  Internet de las Cosas (IoT), se asocia casi naturalmente a objetos; sin embargo, lo cierto es que  tiene que ver fundamentalmente con las personas, puesto que son ellas quienes verán mejoradas su calidad de vida en la medida en que haya cada vez más dispositivos conectados a la Red de redes. Por ello, explica Iacobucci, la IoT constituye el verdadero corazón de la infraestructura de TI necesaria para las ciudades inteligentes.

El ejecutivo destaca que el vertiginoso crecimiento de la IoT se refleja en el número de los dispositivos y cosas ya conectadas a Internet, donde las cifras son muy elocuentes.  Según lDC, actualmente hay cerca de 11 mil millones de dispositivos conectados, y prevé que para el año 2020 esa cifra llegará a los 30 mil millones; y para el 2025, el número ascendería a los 80 mil millones de dispositivos conectados. “Estamos hablando de cifras que impactan por su dimensión, y que nos dicen que hay miles de cosas que se están conectando a cada segundo”, describe Iacobucci.

Los dispositivos conectados no son solamente artefactos electrónicos, sino que se incluyen todo tipo de sensores y chips embebidos en máquinas y objetos, los que incluso podrían portarse en la ropa. “Todas estas cosas tiene la misión de proveer datos en tiempo real, generando también diálogos entre máquinas y dispositivos. Esos datos se convertirán en información para tomar decisiones, ejecutar acciones sin mediación humana, a través de las cuales se automatizarán procesos en diversas ámbitos: el personal, el empresarial y organizacional así como también en todo tipo de servicio público”, agrega el director comercial de Level 3.

Iacobucci grafica este inmenso crecimiento de los datos, a partir de las cifras que hoy se manejan, con proyecciones que se han quedado incluso cortas en los últimos años. “Los datos y los dispositivos interconectados siguen la misma tendencia. Según IDC, el año pasado se produjeron 10 zettabytes de datos en todo el mundo, previéndose que en sólo nueve años, es decir, el 2025, se producirán 180 zettabytes cada 365 días. Hay que considerar que 1 ZB es hoy el tráfico de todo Internet en un año. Estas previsiones superan lo que se esperaba hace muy poco tiempo atrás”, subraya.

Finalmente, el ejecutivo afirma que, al igual que las organizaciones, las ciudades deben hoy buscar servicios y tecnologías para integrar, almacenar, asegurar y procesar un volumen gigantesco de datos, así todo el que este habilitado podrá tomar ventaja de estos. “Hay que asegurarse que los datos de la IoT estén disponibles y que sean transmitidos y recuperables a grandes velocidades, puesto que de ello dependerá que la ciudad inteligente sea tal. El ecosistema de ecosistemas que formarán esta gran nube de dispositivos, hará que todos puedan aprovechar los datos para vivir mejor o tomar mejores decisiones de negocios. Información e inteligencia, nunca serán más sinónimos que entonces”, concluye Iacobucci.