Opinión: Sí, en Chile se innova, pero falta…

De acuerdo al último Índice Mundial de Innovación  realizado por la Organización Mundial de Propiedad Intelectual (Ompi),  dependiente de  Naciones Unidas,  Chile se sitúa en el número 44, aunque ocupa el primer lugar de los países de la Región como la economía más innovadora de América Latina.

Por Diego González, gerente general de Defontana

Según el informe, Chile se destaca en lo referente a instituciones, infraestructuras y desarrollo de las empresas. No obstante, no sale tan bien evaluado en lo que respecta a  calidad de publicaciones científicas y  producción de alto nivel tecnológico. Y es precisamente en este último aspecto en el cual se requiere con urgencia mayor interés y apoyo, tanto a nivel público como privado.

Ya lo hemos visto en otros ámbitos, la innovación nos ha destacado como economía emergente en varios aspectos; hemos exportado grandes ideas a otros países de la Región; nos han reconocido en término de infraestructura muchas veces. Sin embargo, en términos tecnológicos todavía estamos al debe, a pesar de los esfuerzos y de las diversas propuestas y agendas digitales de los últimos años.

Si queremos darle un fuerte impulso al país para crecer, sin duda alguna, las tecnologías de la información  y comunicaciones, TIC,  pueden ser una llave maestra para hacerlo. De ellas, y su buen uso, puede depender el éxito o el fracaso de un negocio. Si queremos ciudades inteligentes, una economía contundente, menos contaminación, un mejor transporte público, un sistema moderno y expedito de atención y gestión, entre otros, es vital poner atención a las decisiones que en la actualidad se tomen, a los proyectos que se emprendan, a las reformas que se lleven a cabo, a las inversiones que se realicen y a la forma en que entendemos, manejamos e incentivamos la incorporación de las TIC, tanto en los negocios, como en los procesos  de las diversas áreas que mueven al país.

Por lo mismo, es muy importante tener una visión innovadora de largo plazo, transversal a los diversos ámbitos de la sociedad, donde las tecnologías de la información y comunicaciones sean el eje central; donde las ideas, las buenas prácticas y la ejecución de ellas se lleven a cabo en conjunto entre el Estado, la empresa privada y la academia. Sí, se innova, pero aún falta.